sábado, 13 de agosto de 2011

LA ELECCIÓN DE NUESTRA NINFA/CAROLINA

Aun cuando la población de Ninfas/Carolinas en Australia es enorme, existe una prohibición completa y total de exportarlas. Sin embargo, en muchos países es dable adquirirlas acudiendo a un criador especializado. La disponibilidad acostumbrada a ser la adecuada si bien, en determinadas épocas del año, cabe que se produzca cierta escasez debido a una elevada demanda o a otras circunstancias imprevistas.

Los criadores de animales de compañía se muestran generalmente satisfechos de poder incluir en una lista de espera los nombre de poseedores potenciales de Ninfas/Carolinas para que éstos puedan disponer de su pájaro tan pronto como las existencias se encuentren de nuevo a un nivel aceptable.


Dado que ellos son los expertos, los criadores de animales de compañía se esfuerzan en mantener los pájaros en condiciones óptimas de salud. Procede destacar, no obstante, que las Ninfas/Carolinas son pájaros extremadamente adaptables que se mantienen sanos y fuertes en su mayoría. Si un ejemplar sufre alguna enfermedad, el criador no lo ofrecerá para la venta hasta que se haya recuperado. Sin embargo, antes de proceder a su adquisición siempre constituirá una buena medida el observar personalmente, con sumo cuidado y de cerca, cualquier animal en el entorno del establecimiento que lo ofrece.

Las Ninfas/Carolinas gozan de la reputación de ser unos pájaros muy sociables. No bastante, conviene recordar que al igual que ocurre con la mayoría de pájaros y otros animales de reducido tamaño, se asustan con facilidad. Por ello, cuando examinemos a nuestros animales de compañía potencial por primera vez, asegurémonos de que nos ha visto mientras nos acercábamos a él. No nos aproximemos sigilosamente. Movámonos con lentitud y no hagamos ningún movimiento brusco o ruidos fuertes. Hablar con suavidad y silbar constituyen técnicas de tranquilización que se utilizan en el adiestramiento y domesticación de las Ninfas/Carolinas.
Hacemos pues mención de esta circunstancia por cuanto el hablar con suavidad a los pajaros a medida que nos acercamos a ellos por primera vez y el silbar mientras los observamos muy de cerca contribuye a tranquilizarlos. De hecho, si el pájaro se asusta o sobresalta, no conseguiremos hacernos una idea precisa de su personalidad y de sus reacciones respecto a los seres humanos.

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